El proyecto para la construcción de un circuito de Fórmula 1 en el barrio madrileño de Valdebebas ha generado una intensa polémica entre los vecinos y organizaciones locales. A continuación, se analizan los principales puntos del documento ambiental presentado, que aborda aspectos logísticos, acústicos, de movilidad y otras afecciones.
1. Calendario y obras
Según el documento, la primera carrera está prevista para la primera semana de septiembre de 2026. Para ello, las obras permanentes deberán completarse en un plazo de entre 14 y 16 meses, lo que implica que, como máximo, deberían comenzar en junio de 2025.
2. Molestias por montaje y desmontaje
Cada año, se destinarán tres meses al montaje de estructuras temporales y mes y medio al desmontaje, lo que supone más de cuatro meses de actividad intensa durante el verano hasta 2035.
3. Impacto acústico
Aunque el informe dedica 28 páginas al tema del ruido, no plantea medidas concretas para mitigarlo. Solo se menciona al barrio residencial de La Piovera como afectado, ignorando a Valdebebas, Las Cárcavas, Sanchinarro y Barajas, que están más próximos al circuito. En particular, el área del Remate de Las Cárcavas se encuentra a menos de 50 metros del trazado.
El estudio descarta la eficacia de las pantallas acústicas debido a la naturaleza del ruido generado por los coches. Además, los organizadores proponen evaluar posibles medidas correctoras únicamente tras la primera edición del evento. Los mapas acústicos muestran niveles que podrían superar los 100 decibelios en algunas zonas cercanas al circuito.
4. Plan de movilidad
El plan dedicado a este aspecto consta de 36 páginas pero no incluye mejoras significativas para los accesos al barrio ni menciona la ampliación de la Línea 11 del metro. Valdebebas y Las Cárcavas son contemplados como grandes áreas de aparcamiento con cerca de 7.000 plazas para los 127.500 espectadores previstos. Esto agravaría el caos vehicular, especialmente considerando las 30.000 personas diarias que acudirán a la futura Ciudad de la Justicia en la misma zona.
Las soluciones propuestas son similares a las que resultaron ineficaces durante varias ediciones del Mad Cool Festival, cuando se celebró en la parcela de IFEMA en Valdebebas. Estas incluyen paradas para taxis y VTC en avenidas cercanas como Fuerzas Armadas, refuerzo del transporte público y lanzaderas hacia Plaza Castilla y Avenida de América.
Además, una de las afecciones de tráfico más preocupantes es la imposibilidad de entrar o salir del barrio por la zona sur durante el evento, lo que podría generar graves problemas de movilidad para los residentes.
El documento no aborda la falta de accesos adecuados ni propone soluciones efectivas para gestionar el flujo masivo de espectadores, lo que podría resultar en una situación caótica similar o incluso peor a la experimentada durante el festival de música.
5. Afección al arbolado
El proyecto contempla la afectación directa a 729 árboles, incluyendo la tala de 295 ejemplares y el posible trasplante del resto.
6. Atención sanitaria
A pesar de la proximidad del Hospital Isabel Zendal al circuito, el documento designa al Hospital Ramón y Cajal, ubicado a ocho kilómetros, como centro sanitario de referencia.
Conclusión
El proyecto presenta graves deficiencias en su planificación ambiental y urbana. Las molestias acústicas con niveles superiores a los 100 decibelios, las complicaciones logísticas durante cinco meses cada año y el caos vehicular previsto perjudicarán significativamente a los vecinos, especialmente a los residentes en el Remate de Las Cárcavas-Valdebebas Oeste.
Ante esta situación, se propone recurrir a un gabinete jurídico para exigir indemnizaciones entre 5.000 y 7.000 euros por vecino afectado, basándose en precedentes legales similares.
La Asociación de Vecinos de Valdebebas ha presentado alegaciones al proyecto, destacando la preocupación por el colapso que afectará al barrio durante casi cinco meses cada año debido a la celebración del Gran Premio de Fórmula 1 en IFEMA. Esta situación prolongada de alteraciones en la movilidad y en la calidad de vida de los residentes subraya la necesidad de una revisión exhaustiva del plan y la implementación de medidas efectivas para mitigar su impacto en la comunidad local, incluyendo la posibilidad de ofrecer indemnizaciones a los vecinos más afectados.