martes, 22 de abril de 2025

A la atención del Defensor del Pueblo, la Federación Regional de Asociaciones de Vecinos de Madrid (FRAVM) y el tejido asociativo del Distrito de Hortaleza


Solicitud de intervención ante el impacto del Gran Premio de Fórmula 1 en Valdebebas Oeste

A la atención del Defensor del Pueblo, la Federación Regional de Asociaciones de Vecinos de Madrid (FRAVM) y el tejido asociativo del Distrito de Hortaleza:

Por la presente, trasladamos a su consideración la grave problemática que enfrenta el vecindario de Valdebebas Oeste y Remate de Las Cárcavas ante la inminente celebración del Gran Premio de Fórmula 1 y los eventos asociados en el entorno de IFEMA. Solicitamos su intervención y respaldo ante la Administración competente, dada la amenaza real de vulneración de nuestros derechos fundamentales a la salud, al descanso, a un entorno saludable y a la participación ciudadana, en un contexto donde los propios informes oficiales reconocen la superación de los límites legales de ruido y el impacto ambiental negativo para la zona.

Adjuntamos, como parte de esta solicitud, el texto titulado «El Gran Premio de Fórmula 1 en Valdebebas Oeste: Una Amenaza Real para la Vida Vecinal», donde se detallan los impactos negativos previstos y el rechazo mayoritario de la comunidad vecinal afectada.

El Gran Premio de Fórmula 1 en Valdebebas Oeste: Una Amenaza Real para la Vida Vecinal

Impacto Sonoro: Un Ruido Insoportable y Persistente

Esta mañana, la tranquilidad de Valdebebas Oeste se ha visto brutalmente alterada: un coche de rally irrumpió en la parcela del IFEMA a toda velocidad, generando un estruendo insoportable (se adjunta vídeo). Varios vecinos, aún equipados con sonómetros tras años de lucha contra el Mad Cool Festival, midieron picos de ruido superiores a los 100 decibelios mientras el vehículo realizaba piruetas y giros entre las calles Francisco Umbral y Alejandro de la Sota. Maniobras como «cortar», «RAS» o «apurar vértice» dispararon el nivel acústico hasta límites ensordecedores, con chirridos, golpes y aceleraciones que convirtieron la mañana en una auténtica pesadilla para quienes vivimos aquí.

En los grupos vecinales de Telegram, muchos han identificado el coche como similar al de Carlos Sainz en el Dakar, y no descartan que los decibelios reales hayan sido aún mayores. No es un hecho aislado: en eventos de rally y Fórmula 1, los niveles de ruido superan habitualmente los 120 e incluso los 130 decibelios, valores que la propia normativa reconoce como perjudiciales para la salud auditiva y muy por encima de los límites legales. El resultado es un ambiente hostil, imposible de soportar sin protección, que se instalará en nuestro día a día si el circuito se construye tal y como está previsto.

Contaminación y Degradación Ambiental: Un Barrio en Peligro

El impacto acústico es solo la punta del iceberg. La construcción y celebración del Gran Premio supondrá un aumento drástico de la contaminación atmosférica, con miles de toneladas de CO2 emitidas tanto en las obras como durante el evento. El informe ambiental oficial reconoce la afección directa a más de 700 árboles y la necesidad de suspender los niveles de calidad acústica previstos por la ley, lo que deja a los residentes indefensos frente a la contaminación sonora y ambiental. Además, se prevé la generación masiva de residuos y la alteración de zonas verdes y espacios naturales, agravando aún más la situación de un entorno ya saturado por anteriores eventos masivos.

Colapso Urbano y Falta de Soluciones

A todo esto se suma el colapso de la movilidad y la vida cotidiana en el barrio. El circuito recorrerá calles como Francisco Umbral y vías interiores de IFEMA, ocupando espacios públicos y dificultando el acceso a viviendas, colegios y comercios. Las autoridades proponen medidas como pantallas acústicas o planes de movilidad, pero la realidad es que la experiencia previa demuestra que estas soluciones son insuficientes y llegan tarde. Los vecinos temen un caos de tráfico, falta de aparcamiento y un aumento de la inseguridad, agravado por la masiva afluencia de público y la presión sobre los servicios municipales.

Rechazo Vecinal: Una Voz Ignorada

La oposición al proyecto es abrumadora. Según la última encuesta de la Asociación de Vecinos de Valdebebas, el 53% de los residentes se declara en contra del Gran Premio, porcentaje que sube hasta el 80% en las zonas más próximas al trazado. Este rechazo ha crecido a medida que se han conocido los detalles reales del proyecto y las consecuencias para la salud, el medio ambiente y la calidad de vida. Las reuniones con responsables de IFEMA y las promesas de modificación del trazado han resultado en nada: la curva más ruidosa sigue a escasos metros de nuestras casas, y la falta de información y transparencia solo aumenta la indignación.

Conclusión: Un Futuro Amenazado

El Gran Premio de Fórmula 1 y los eventos asociados no representan una oportunidad para Valdebebas Oeste, sino una amenaza directa a la salud, el bienestar y el entorno de sus vecinos. El ruido infernal, la contaminación, los residuos y el colapso urbano son realidades que ya hemos empezado a sufrir y que se multiplicarán si este proyecto sigue adelante. La preocupación de los vecinos de la calle Francisco Umbral y zonas colindantes es especialmente grave: los informes oficiales reconocen que estarán expuestos a niveles de ruido superiores a los permitidos por la normativa, llegando a superar los 100 decibelios durante entrenamientos y carreras, una situación que vulnera el derecho al descanso y a la salud. Esta inquietud se ha agravado tras la reunión del 21 de marzo de 2025 entre las asociaciones vecinales y los responsables de IFEMA, en la que se anunció una posible modificación del trazado, pero finalmente el recorrido publicado mantiene las curvas más ruidosas a escasos 40 metros de las viviendas, justo en el tramo de Francisco Umbral. Según los expertos, estas curvas generan un impacto acústico aún mayor que las rectas, intensificando la exposición al ruido y multiplicando el malestar vecinal. Por todo ello, exigimos a las autoridades que escuchen la voz de quienes vivimos aquí y que, por una vez, prioricen el derecho al descanso y la calidad de vida sobre los intereses económicos y mediáticos.